Daniel Mordzinski ha retratado, otra vez, y de manera siempre diferente, a los escritores hispanoamericanos que se desplazan por el mundo para encontrarse, conversar y seguir escribiendo.En todas las posturas, en todos los momentos, como un notario a veces surrealista de sus cuerpos (y también de sus pensamientos o actitudes).
Leer nota completa en El País